España posee la mayor superficie vitícola del mundo con un total de más de 1.100.000 hectáreas dedicadas a la viña. Estos viñedos, repartidos a lo largo de todo el territorio español, presentan características de las más diversas; a lo largo de los últimos decenios, han sido objeto de importantes trabajos de investigación que serán citados brevemente en esta presentación. Dirigido por Olivier Jacquet y Gemma Molleví, la revista electrónica « Territoires du Vin » publicada en Dijon por la chaire UNESCO « Cultures et Traditions du Vin » consagra este número especial a España; diez artículos de geógrafos, historiadores, economistas... pretenden completar nuestros conocimientos sobre los viñedos de diversas regiones españolas que nos permitirán valorar los cambios rápidos y que han afectado y afectan a un buen número de ellos.
En otros tiempos, no muy lejanos, ciertos geógrafos consideraban que la palabra « diversidad » se tenía que excluir, ya que no tenía cabida en su concepción rígida de los modelos que ellos propugnaban. La adopción de este concepto por parte de los científicos, tanto si formaban parte de las Ciencias Naturales como de las Ciencias Sociales, puso de moda el término de la diversidad, incluso hasta el exceso. En lo concerniente a la geografía vitícola, creemos que no hay ninguna duda de que es el mejor concepto para mostrar que una sola y única planta, la vid, es capaz de engendrar paisajes, formas de cultivo y plantaciones extremadamente variadas y de dar lugar a una remarcable jerarquía de estructuras sociales y de tipos de empresas agroalimentarias.
Hasta principios del siglo XX, la historia y la geografía de los viñedos españoles se conocían solo a través de algunas narraciones de viajes o descripciones literarias y encuestas elaboradas por la administración, incluso en el momento de las grandes crisis de la segunda mitad del siglo XIX. Los investigadores, españoles o extranjeros, estaban más interesados por la arqueología que por la viticultura.
Después de la Guerra Civil y el fin de la Segunda Guerra Mundial, es cuando verdaderamente se inicia la investigación geográfica en España. Algunos universitarios de renombre, Manuel de Terán en Madrid, Solé Sabaris en Barcelona, Casas Torres en Zaragoza... se dan cuenta perfectamente del retraso de la geografía española, de manera que empiezan a relacionarse con geógrafos extranjeros, en particular franceses, obteniendo becas y bolsas de estudios para jóvenes colegas, y algunos incluso realizando estancias más o menos largas en Universidades extranjeras; tal es el caso del catalán Juan Vilá Valentí y del navarro Floristán Samanes quienes realizan una estancia en Burdeos. Y viceversa, geógrafos e historiadores extranjeros, también franceses en muchos casos, encuentran en España « espacios de tesis » remarcables y citaremos un buen número de sus trabajos en este articulo (¡privilegiando un poco los franceses!).
Gracias a la defensa de tesis de calidad y a la realización de oposiciones, las Universidades españolas se dotan de un cuerpo de profesores jóvenes, quienes se encargaran de crear equipos dinámicos de enseñantes e investigadores. Los geógrafos, a veces asociados con colegas historiadores, juegan entonces un papel esencial en los estudios regionales, donde la investigación de los viñedos será importante a menudo.
Entre los años 1950 y 1960, las condiciones de trabajo eran difíciles, sobre todo para los geógrafos que tenían que hacer « trabajo de campo ». Cuando, siguiendo los consejos de Roger Dion, yo realicé a partir de 1954 mis investigaciones sobre los viñedos y vinos del noroeste de España, tuve la suerte de disponer de un coche, un Renault 4 caballos, que reemplacé por un 203, puesto que resistía mejor las carreteras caóticas de esa época, y me permitía acceder mejor a las campiñas más inhóspitas; estaba acompañado por colegas franceses (Pierre Deffontaines, el historiador Yves Bruant...) o españoles, Jesús García Fernández y Martín Galindo de Valladolid, Ángel Cabo Alonso de Salamanca, López Gómez de Madrid, entre muchos otros. Para realizar correctamente sus investigaciones de geografía regional, y especialmente de geografía rural, los geógrafos muchas veces tienen que convertirse en historiadores. Éstos han la tenido la oportunidad de utilizar, y a veces incluso de descubrir, una documentación de una riqueza excepcional, como son por ejemplo, para Castilla, y en el castillo de Simancas, los pliegos de los Expedientes de Hacienda de fin del siglo XVI, los centenares de volúmenes con las respuestas al gran cuestionario del Marques de la Ensenada de mediados del siglo XVIII, los millares dedicados al sumario del Consejo de Castilla acumulados en los Archivos Nacionales de Madrid. Indagaciones análogas han sido efectuadas en el resto de España, en Navarra, Aragón, Cataluña, Valencia, Murcia, Andalucía, Galicia, Canarias.
El análisis de los documentos de los archivos exigía un trabajo considerable, aún más en los años 50 del siglo XX, cuando no existía todavía ningún medio de reproducción accesible y, hasta mediados de los años 60 del mismo siglo, cuando las posibilidades de realizar fotocopias estaban limitadas a algunos grandes depósitos de archivos y solo para ciertos documentos. La única solución era entonces volver a copiar a mano los textos indispensables. Los jóvenes investigadores de hoy, equipados con ordenadores cada vez más potentes, no pueden darse cuenta de las enormes dificultades que encontraron sus antecesores. La divulgación de la geografía española estuvo garantizada, a la vez, por la publicación de tesis, la mayor parte por el CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Científicas), y por la creación de importantes revistas nacionales como Estudios Geográficos, El Campo (editado por el Banco de Bilbao), la Semana Vitivinícola (publicada en Valencia) o regionales, en las cuales era posible encontrar importantes artículos sobre ciertos viñedos.
A partir de los años 80 del siglo XX, los investigadores se benefician de los nuevos medios técnicos y de las nuevas fuentes de documentación, en particular, de investigaciones y estadísticas elaboradas por los organismos oficiales, como las del Ministerio de Agricultura, del INDO (Instituto Nacional de Denominación de Origen) y de numerosos organismos regionales, en particular los Consejos Reguladores de las diversas Denominaciones de Origen. Con la aparición de la informática, la documentación se volvió a veces incluso pletórica. Internet ofrece hoy enormes posibilidades de acceso directo a nuevas fuentes de información. La iniciativa de la Chaire UNESCO de crear esta revista electrónica consagrada a los Territoires du Vin (“Territorios del Vino”) es un buen ejemplo de la explotación de estas nuevas posibilidades.
En Cataluña, la Universidad de Barcelona fue una de las primeras en interesarse por la geografía y la historia de los viñedos y de los vinos. Geógrafos como Vilá Valentí, Salvador Llobet... e historiadores, especialmente Giralt i Raventos, describieron la evolución de los viñedos catalanes, haciéndose necesario añadir los nombres de dos franceses, el geógrafo Pedro Deffontaines, que fue director del Instituto Francés de Barcelona, y el historiador Pierre Vilar quien mostró con su tesis el papel esencial del comercio del vino y del aguardiente como impulsor de la economía de Cataluña.1 Asimismo, hay que remarcar las obras de síntesis y de divulgación como las de Ciurana 2 y la del célebre productor Miguel Torres,3 importantes tesis que se han defendido, tales como la de Josep Colomé Ferrer sobre el Penedès 4 y diversos artículos que han sido publicados en las revistas regionales. El coloquio organizado en 1990 por Emilio Giralt sacó a la luz la vitalidad de la escuela catalana. 5
Tres artículos de Territoires du Vin están consagrados a Cataluña. En el primero, Gemma Molleví, quién garantizó la coordinación general de este número especial y publicó recientemente dos obras sobre el conjunto de los viñedos catalanes, 6 retrata en primer lugar la historia de la viticultura catalana desde la introducción de la viña en la Antigüedad por los griegos hasta la época actual marcada por el progreso de la calidad y el triunfo del cava; la autora examina a continuación las once Denominaciones de Origen (doce con la del cava), valorizando la originalidad de cada una de ellas y haciendo hincapié en las que son menos conocidas.
Uno de los más pequeños viñedos de Cataluña (1.650 ha) es el Priorat, pero sus vinos están actualmente entre los más buscados en toda la España, como lo muestra muy bien el estudio de Montse Nadal y Antoni Sánchez-Ortiz, enólogos de la Universidad de Tarragona.7 Creado por los monjes de Scala Dei en el siglo XII, el Priorat fue célebre por la calidad de sus vinos a partir de la Edad Media. La expropiación del monasterio en 1836 y la posterior invasión de la filoxera habían arruinado el viñedo y a mediados del siglo XX, su vino embriagador se había convertido en una rareza, que tuve la oportunidad “de descubrir” al final de 1953 con Pedro Deffontaines, que lo consideraba el mejor vino de España.
El renacimiento del Priorat fue desencadenado por la creación de la Denominación de Origen “Priorat” en 1954. Se realizaron algunas nuevas plantaciones bien con las variedades tradicionales, garnacha y cariñena, bien con variedades vitícolas introducidas, en particular la cabernet sauvignon de Burdeos. Los rendimientos de estas vides plantadas sobre suelos esqueléticos de pizarras son muy bajos: la viticultura sólo es rentable si proporciona vinos de gran calidad y elevados precios. Terrazas más fáciles para el cultivo sustituyen cada vez más a las viejas vides de las cuestas pedregosas, lo que modifica sensiblemente los paisajes tradicionales.
En los años 1980-90, el vino del Priorat se puso de moda, y personajes famosos, no sólo en España sino también en Alemania, en Estados Unidos, elogian sus calidades. Las grandes empresas catalanas del vino, Codorniu, Torres, Rovira, Perelada, se establecen en la región. En el año 2000, llega la consagración suprema: el Priorat se convierte en el único viñedo, después del de la Rioja, en obtener la mención de mayor calidad (Denominación de Origen Calificada). El Priorat representa pues un excelente ejemplo de la resurrección merecida de un viñedo de calidad después de un largo eclipse.
El tercer artículo de este número de Territoires du vin es obra de Llorenç Ferrer i Alos, profesor de Historia contemporánea de la Universidad de Barcelona 8 ; consagrada a una región vitícola, el Bages, el cual conoció en el siglo XIX una remarcable expansión, pero que fue arruinado a la vez por la filoxera y por la pérdida de su clientela tradicional de las montañas pirenaicas abastecida en adelante desde los grandes viñedos de la zona litoral. La mayoría de las vides ha desaparecido y hoy, el Pla de Bages es, con sus 550 hectáreas de vides, la más pequeña Denominación de Origen de Cataluña. Pero existen testigos del gran período de prosperidad del viñedo: son los lagares o tinas, construcciones en piedra construidas para albergar las instalaciones de vinificación, folladores para el adobamiento de la uva y tinas (cubas) para la fermentación. Estos lagares, cuya arquitectura asombrosa merecían su estudio detallado, se sitúan o en medio de las vides, o cerca de las masías. Reflejan la estructura social muy particular de Cataluña del siglo XIX y son una muestra de la complejidad de las relaciones entre los propietarios y los “rabassaires”. Muchos de estas construcciones subsisten aún actualmente y constituyen para Cataluña un patrimonio excepcional que urge protección y mantenimiento.
Los territorios del Ebro también poseen importantes viñedos en las cuatro Comunidades Autónomas de Aragon, Navarra, La Rioja y País Vasco. Después de la Segunda Guerra Mundial, la Universidad de Zaragoza se convierte en uno de los principales centros de investigación geográficos e históricos bajo la dirección del geógrafo Casas Torres y del historiador Lacarra. Una de las primeras tesis de geografía regional fue la de Floristán Samanes sobre la Ribera Tudelana de Navarra, publicada en 1951; a la cual le siguieron posteriormente muchas otras, describiendo regiones donde la vid tiene un lugar importante, El Campo de Cariñena de Ferrer Regales (1957), La Navarra media oriental de Salvador Mensua Fernández (1960), las Comarcas de Borja y Tarazona de García Manrique (1960), la Tierra de Estella de Bielza de Ory (1972). Después de que Casas Torres se trasladará a Madrid, Estella Alvarez 9 continuó el estudio de los viñedos aragoneses, los cuales han conocido transformaciones profundas en los últimos decenios. Respecto a Navarra, aparte de las tesis de Floristán y Bielza ya citados, hay que remarcar las obras de Sauleda Parés 10 ; yo mismo he dedicado varios capítulos de mi obra sobre los viñedos y vinos del noroeste de España al viñedo navarro, utilizando en particular la rica documentación del Archivo General de Navarra que se encuentra en Pamplona.11
La importancia del viñedo de la Rioja explica fácilmente el número de las obras que le han sido consagradas. Inicialmente, la mayoría de los estudios fue de carácter técnico, en particular, los trabajos de los investigadores Larrea Redondo y Ruiz Hernández de la Estación de Viticultura y Enología de Haro, publicados sobre todo en la Semana Vitivinícola y, por mi parte, yo describí en 1967 los aspectos geográficos y referí la historia del viñedo. El desarrollo espectacular del viñedo y el renombre creciente de los vinos del Rioja ocasionaron la publicación de libros de síntesis o de divulgación, a menudo muy bien ilustrados, como el de José Peñin 12 o el de Duijker 13; más recientemente se han añadido las publicaciones de una nueva generación de investigadores de la Universidad de La Rioja en Logroño y de la Universidad del País Vasco (Deusto) en Bilbao y Vitoria, especialmente los del equipo de Gómez Urdáñez,14 y los del de Barco Royo,15 Tolosa Planet, Larreina Díaz, Larreina González. 16
Dos artículos de este número especial Territoires du Vin contribuyen a completar nuestro conocimiento del viñedo de la Rioja. El artículo de José Ángel Llorente Adán 17 insiste sobre los diferentes factores de la geografía física que contribuyen a explicar la organización espacial del viñedo de la Rioja Alta y tienen una influencia no solamente sobre la localización de las vides sino también sobre la calidad del vino: el 80% de las viñas se sitúa entre los 400 y los 600 metros, el 88% sobre pendientes inferiores al 15%, el 42% sobre vertientes expuestas al norte. En cuanto a los suelos, éstos son muy variados y las vides se plantan en las colinas margosas del Terciario y sobre los glacis y terrazas del Cuaternario.
El artículo de Joël Brémond 18 presenta las principales conclusiones de su tesis de Habilitación, cuya aparición es inminente con el título: Vignobles et vins de Rioja. Rencontre entre l’Ancien Monde et le Nouveau Monde. Después de una breve introducción del marco geográfico e histórico del viñedo de la Rioja, el autor hace hincapié en la organización del sector, en el papel del Consejo Regulador de la Denominación de Origen, la primera en ser calificada (es decir, sujeta a exigencias de calidad muy estrictas) en España, en el valor de las grandes empresas de elaboración y envejecimiento, llamadas antes “bodegas industriales” y hoy “bodegas criadoras”, analizando sus estrategias comerciales. La utilización del término “terruño” (terroir), tanto si se valora el territorio completo como si el análisis se hace para cada una de las tres subregiones separadamente (Rioja Alta, Rioja Alavesa, Rioja Baja), no resulta válido, como algunos investigadores han propuesto, sobre todo teniendo en cuenta que una buena parte de los vinos elaborados son vinos de mezcla, procedentes de varias partes del territorio productor del Rioja. Sin embargo los vinos fermentados con una única variedad, al 100%, y que suele ser el tempranillo, son cada vez más frecuentes, en particular los elaborados por los cosecheros de la provincia de Álava, la región perteneciente a la Comunidad Autónoma del País Vasco.
Generalmente, la mayoría de las bodegas comercializan las cuatro categorías de vino según la duración de envejecimiento (jóvenes, crianza, reserva, gran reserva) y practican una política de marcas. Si algunas de ellas conservan su carácter familiar, como en el caso de López de Heredia, otras forman parte de grandes grupos españoles o incluso extranjeros, como Pernod-Ricard, e incluso otros se han lanzado en innovaciones originales en las cuales la producción de vino se asocia estrechamente a las actividades turísticas, tal como lo ha mostrado Elías Pastor en su obra sobre el turismo del vino.19 La Rioja ha sabido asociar tradición y modernidad. El viñedo de la Rioja, ¿es un viñedo del Antiguo Mundo o es un viñedo del Nuevo Mundo? Es, en realidad, concluye Joël Brémond, en su artículo, « un modelo híbrido, original, caracterizado por su fuerte capacidad de adaptación y por su dinamismo ».
Una parte del viñedo de la Rioja está situado en la provincia de Alava (Rioja Alavesa) pero en el resto de esta provincia vasca, existen viñedos que producen un vino poco alcoholizado, el chacolí. En el artículo redactado para este numero de la revista Territoires du Vin,20 Juanjo Hidalgo muestra la importancia de estas viñas desde el siglo IX, gracias a un estudio detallado de los monjes de los monasterios de San Millán de la Cogolla, Oña, Valpuesta, Eslonza... Estas viñas se han perpetuado a lo largo de los siglos, lo que ha permitido su valorización como patrimonio cultural, representado con la creación en 2001 de la Denominación de Origen « Chacolí de Alava – Arabako Txakolina ».
El chacolí de Alava se añade a los de Vizcaya y Guipúzcoa; las provincias cantábricas ya no tienen más viñedos importantes, a excepción de las que encontramos en Liébana, o en el valle del Narcea, pero a pesar de su clima oceánico, Galicia es una tierra de buenos vinos, en particular, gracias a una vid de gran calidad, el albariño. Los viñedos de Galicia han sido descritos en mi tesis y en la de Abel Bouhier 21 e importantes investigaciones se han efectuado por historiadores tales como Eiras Roel 22 y por geógrafos, en particular Santos Solla.23 La situación de los viñedos del noroeste atlántico no han sido tratados en este número de Territoires du Vin .
Las dos Castillas, Castilla la Mancha y Castilla y León, a las cuales se les puede añadir Extremadura, agrupan el más extenso conjunto de viñedos de toda España e incluso del Mundo. El viñedo de la Manche suscitó en primer lugar el interés de un alemán (O. Jessen) y de un francés (Gaston Galtier) 24; Michel Omer había emprendido una tesis sobre la Mancha, pero un accidente de coche le hizo abandonar sus investigaciones. Profesores e investigadores de Madrid y Ciudad Real, han realizado varias obras importantes sobre La Mancha en estas últimas décadas, en particular Diego Peris Sánchez,25 Enrique Sánchez Lubian, Federico Gómez Camacho.26 En Extremadura, después de la obra de Olivier Balabanian,27 los geógrafos han seguido las transformaciones recientes de un viñedo muy dinámico, en particular gracias a las Jornadas de Viticultura y Enología que se celebran anualmente en Tierra de Barros y que atraen geógrafos, historiadores, enólogos y otros científicos de toda España. Estos viñedos serán ciertamente el objeto de publicaciones en próximos números de Territoires du Vin .
Los viñedos de Castilla y León también han conocido importantes transformaciones en el curso de los últimos decenios. Jo le dediqué diversos capítulos de mi tesis (1967); estos capítulos fueron traducidos al castellano y editados por la Junta de Castilla en 2001-2003, con el título Vinos y Viñedos de Castilla y León. La tesis de Brumont fue también traducida al castellano.28 En este número de Territoires du Vin,29 Fernando Molinero, quién publicó en 1979 su tesis sobre la Tierra de Roa 30 y ha tomado el relevo de Jesús García Fernández en los estudios rurales en la Universidad de Valladolid, describe, con su colega Cayetano Cascos, los viñedos del valle del Duero que gozan actualmente de seis Denominaciones de Origen e insisten particularmente sobre los nuevos paisajes vitícolas creados por el remarcable impulso del viñedo de la Ribera del Duero. Sobresale la originalidad del medio geográfico del viñedo de la Ribera, el cual está sometido a un clima mediterráneo de altitud (el Duero fluye entre los 860 y los 720 metres), con inviernos fríos, el peligro de las heladas tardías en primavera, los veranos calurosos pero con un frescor nocturno que favorece la calidad de la vendimia de la variedad de la región, que es también el tempranillo mencionado anteriormente para la Rioja. El viñedo cambia de aspecto con la adopción de la conducción de vides en espaldera y la autorización de una irrigación complementaria, muy a menudo irrigación gota a gota. La creación de la Denominación de Origen en 1982 fue seguida por la construcción de bodegas modernas y la región, golpeada en otro tiempo por el éxodo rural, se convirtió en tierra de inmigración. Como en Rioja, el enoturismo conoce un desarrollo rápido, lo que justifica que se mencione en el artículo la gastronomía con su célebre lechazo asado y la originalidad de la Ribera en el Arte.
Bien que los vinos generosos de Andalucía son conocidos en el mundo entero, las investigaciones geográficas e históricas sobre los viñedos andaluces son relativamente recientes; las primeras obras serias han sido publicadas por miembros de grandes familias de comerciantes, por ejemplo González Gordon y Pemartín para el vino de Jérez,31 y Barbadillo para el de manzanilla. En los años 1970, bajo el impulso de François Chevalier, entonces director de la Casa Velázquez de Madrid, el equipo « Problèmes du Midi de l’Espagne » ha relacionado profesores españoles, el historiador Bernal, los geógrafos Zoido Naranjo, Benito Arranz... con investigadores franceses, Michel Drain, Francis Fourneau,32 Christian Mignon,33 Bernard Roux, Sophie Darmaillac 34... En sus tesis, se han reunido publicaciones colectivas, en particular en el libro sobre el Marco del Viñedo de Jerez, en la que participaron la Junta de Andalucía y la Casa Velázquez.
Por su parte, la Universidad de Cádiz constituyó un equipo de investigadores bajo la dirección de Alberto Ramos; con Javier Maldonado Rosso, del Puerto de Santa María, autor de una tesis sobre el viñedo de Jerez en el siglo XIX,35 quien fundó la Asociación Histovid, la cual ha organizado una serie de coloquios internacionales de alto nivel, no solamente en el Puerto de Santa María sino también en Madeira, Oporto, Haro. Entre otras obras recientes sobre la región de Jerez, citemos también las de Borrego Plá, 36 Gómez Diaz,37 Maldonado Rosso.38
El viñedo de Málaga es el más célebre de la Andalucía oriental; pese a la destrucción de sus anotaciones en la Guerra Civil española, el francés Jean Sermet tuvo el coraje de retomar su trabajo y de defender en 1969 une tesis monumental que, desgraciadamente, no ha sido publicada.39 Las grandes Casas como Larios financiaron publicaciones40 y sobre todo, se han realizado investigaciones importantes en la Universidad de Málaga, tanto por geógrafos, en particular García Manrique, Justicia Segovia,41 como por historiadores, especialmente, Lacomba, Gámez Amián, Morilla Critz; varios artículos sobre los vinos de Málaga fueron publicados en la revista Jabega.
Hay también otros viñedos en la Andalucía oriental que no tienen la misma notoriedad que el de Málaga, pero que conocen desde hace unos años una evolución en la producción de vinos de calidad, lo que explica que una docena de ellos haya obtenido la calificación de “Vino de la Tierra” similar a la francesa “Vins de Pays”. Deben su originalidad a la diversidad de los medios geográficos y a la riqueza de un pasado agitado. La ayuda de la Junta de Andalucía y del Consejo de Europa facilitó la creación de asociaciones de productores y cooperativas, la construcción de bodegas modernas y la plantación de nuevas vides.
En un artículo muy detallado de este número de Territoires du Vin, José Marchena Domínguez nos presenta los vinos de las provincias de Almería, Granada y Jaén.42 El viñedo de Almería fue célebre por su producción de uvas de mesa. Después de algunos decenios, los parrales fueron en gran parte arrancados y reemplazados por árboles frutales, sobre todo almendros, o por vides para la obtención de vino. En las colinas de la Sierra de la Contraviesa, en las Cumbres del Guadalfeo (Granada), la variedad tradicional vijiriega produce un vino potente (de 15 a 16% de alcohol), el Vino Costa, pero la mayor parte de las Bodegas plantaron variedades de vides introducidas un poco más tarde, como las variedades francesas negras cabernet sauvignon, merlot, syrah, y la blanca chardonnay, aunque también incluyeron variedades españolas negras como el tempranillo y la garnacha, y blancas como el macabeo. Los resultados son prometedores.
Este número de Territoires du Vin no contiene estudios sobre el Levante, de Valencia a Murcia. Ya disponemos, sobre los viñedos de esta parte de España, de numerosos estudios geográficos e históricos publicados en forma de libros o artículos en las revistas regionales. Citaremos solamente la excelente obra de Piqueras Haba sobre la vid y el vino en el País valenciano,43 la geografía de la provincia de Alicante de V.M. Rosselló Verger,44 las publicaciones de Morales Gil sobre el Jumilla.45 Asimismo, la evolución de los viñedos de las Islas Baleares la conocemos por la tesis del geógrafo francés Jean Bisson 46 y por las publicaciones de Rosselló Verger.47
Numerosos historiadores y geógrafos han estado fascinados por la historia del archipiélago de las Islas Canarias, en especial por la creación de su viñedo y por el impulso del comercio del vino; Morales Padrón48, Morales Lezcano49, García Venero, Romeu Palazuelos… han publicado varios libros; y hay importantes artículos publicados en varias revistas de Bethencourt Massiieu, Guimera Ravina, Alvarez Alonso, Martín Ruiz, Macias Hernández, particularmente en el Anuario de Estudios Atlánticos ; en francés, Albert Odouard ha descrito en su tesis el conjunto del archipiélago y la diversidad de las islas.50
En este número de Territoires du Vin,51 Alejandro González Morales nos da a conocer la originalidad del viñedo de Lanzarote, desarrollado en un medio geográfico excepcional a través de sistemas y técnicas de cultivo de una extraña ingeniosidad. Este pintoresco viñedo es parte del Patrimonio de la Humanidad y se desea que las ayudas de la Comunidad Autónoma y del Consejo Europeo sean suficientes para salvarlo.
Gracias a Rafael Ocete y su equipo de investigadores de la Universidad de Sevilla,52 un gran problema es abordado en este número de Territoires du Vin: el de la supervivencia de las vides silvestres. O esas vides salvajes, que han sido usadas desde la prehistoria, y que están amenazadas por los desbroces y por la competencia de plantas invasivas: la vid silvestre solo subsiste sobre las orillas enmaderadas de algunos ríos. En 1997, fue inscrita por la UICN en la lista de alerta de especies amenazadas o en vías de extinción.
Los artículos de este número especial de Territoires du vin son una valiosa aportación para nuestro conocimiento de las regiones vitícolas de España; muestran la gran diversidad de esos viñedos, pero igualmente la variedad de los distintos enfoques de autores pertenecientes a diversas disciplinas Posteriormente, la difusión de otros números especiales permitirá seguir el progreso de las investigaciones sobre los vinos de España.